La cada vez mayor generación de productos
de desecho hace necesario regular su correcta gestión.
Una de las herramientas de mayor relevancia
para ello es la normativa de aplicación, entre la que destaca la Ley de residuos
y suelos contaminados. Esta norma se publicó en el BOE número 181, de 29 de
julio de 2011, comenzando su vigencia el 30 de julio del 2011. Un año después, surge
el Real Decreto-Ley 17/2012, de 4 de mayo, de medidas urgentes en materia de
medio ambiente que modifica dicha norma.
La Ley 22/2011, de 28 de julio, traslada
al ordenamiento jurídico estatal los conceptos generales incluidos en la Directiva2008/98/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 19 de noviembre de 2008sobre los residuos. Esta directiva contiene 56 artículos ordenados en 7 títulos;
16 disposiciones adicionales, 8 disposiciones transitorias, 1 disposición
derogatoria, 4 disposiciones finales y 12 anexos.
Residuos de domicilios. Materia orgánica.
Definiciones
de la ley de residuos y suelos contaminados
La ley de residuos incluye, en su artículo
3, una serie de definiciones, donde, además de una clasificación inicial de
residuos, se enuncian los siguientes conceptos: prevención, productor, poseedor,
gestión de residuos, reutilización, valorización, tratamiento, preparación para
la reutilización o reciclado, entre otros.
Una definición a tener en cuenta es la de
residuo que, según la ya mencionada
norma es “cualquier sustancia u objeto
que su poseedor deseche o tenga la intención o la obligación de desechar”.
¿Cuáles
son los tipos de residuos regulados en la Ley 22/2011, de 28 de julio?
La Ley de residuos y suelos contaminados
establece los siguientes tipos de productos de desechos:
Aquellos residuos producidos como
consecuencia de las actividades propias de los hogares se consideran Residuos
domésticos. Los productos de desechos con semejanzas a los
domiciliarios pero generados en las empresas e industrias también se clasifican
dentro de este tipo de residuos.
La ropa, muebles, pilas, dispositivos
electrónicos y eléctricos, baterías, escombros, desechos procedentes de
trabajos menores y reparaciones en hogares particulares, son considerados
residuos domiciliarios.
Así mismo, son residuos domésticos los
vehículos abandonados, las mascotas muertas y los restos producidos como
consecuencia del mantenimiento de áreas verdes, zonas recreativas, playas y vía
pública en general.
Los productos de desecho generados en las
organizaciones incluidas en el sector servicios tales como oficinas, tiendas de
venta al por menor, comercios de venta al por mayor, bares, restaurantes o
empresas de restauración, se consideran residuos comerciales.
Por otro lado, aquellos residuos
obtenidos tras el funcionamiento normal de los procesos industriales de
fabricación, transformación, uso, consumo, higiene y conservación se consideran
residuos industriales.
Hay que tener en cuenta que las emisiones
de gases de efecto invernadero derivadas de procesos industriales no se
consideran residuos industriales. De hecho, su regulación se fundamenta en lo
establecido en la Ley 34/2007, de 15 de noviembre, de calidad del aire y
protección de la atmósfera.
Otro tipo de residuo conceptualizado por la
Ley 22/2011, de 28 de julio es el de residuo
peligroso, siendo aquel que, entre sus propiedades, presenta alguna de las
incluidas en su anexo III.
También son productos
de desechos peligrosos los envases, embalajes, recipientes y contenedores
de este tipo de residuos. Así mismo, lo serán aquellos que el Gobierno
establezca como tal en función de lo señalado en la legislación de la Unión
Europea y por los tratados internacionales suscritos por el estado.
Mención especial merecen los aceites usados que son aquellos que,
independientemente de su procedencia (mineral o industrial), han llegado al
final de su vida útil y, por tanto, deberán ser gestionados de una manera concreta.
Son aceites minerales o sintéticos empleados en cajas de cambio, turbinas o motores
de combustión, aceites lubricantes o hidráulicos.
Por último, aquellos residuos que pueden
degradarse y descomponerse por medio de procesos biológicos diversos, se
denominan biorresiduos. Algunos ejemplos
son los restos de comida procedentes de hostelería, restauración, domicilios,
tiendas y otros servicios de venta al por menor o restos de trabajos de mantenimiento
en jardines y parques. Así mismo, se incluyen en este grupo, aquellos productos
de desecho generados en la industria alimentaria y asimilables a los residuos
anteriormente citados.
En definitiva, la Ley 22/2011, de 28 de
julio, de Residuos y Suelos contaminados, permite conocer los principales
residuos, estableciendo unas pautas básicas para su regulación, gestión y
control.
BIBLIOGRAFIA.
1.- BLASCO HEDO,
Eva (coord.) (2013). La nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados. EDITORIAL
CIEMAT. MADRID. Disponible: https://www.cieda.es/CIEDAportal/recursos/doc/Comunes/1869155051_562013121513.pdf
2.-
Ley 22/2011 de residuos y suelos contaminados. Subdirección General de Residuo
Dirección General de Calidad Y Evaluación Ambiental y Medio Natural. Ministerio
Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (España). sdavila@magrama.es
[Diapositivas de Power Point]: Disponible: https://www.aec.es/c/document_library/get_file?uuid=dcdb60d2-a794-48ad-926c-e9e2b6416799&groupId=10128
3.- ESPAÑA. Ley22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados. Boletín Oficial delEstado, 09 de julio de 2011, núm. 181, p 13046. [Consulta: 25/03/2021]. Disponible: https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2011-13046
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