Esta patología es causada por una
bacteria de nombre Coxiella burnetii
y llega al ser humano desde el mundo animal, concretamente a partir de animales
silvestres, del ganado vacuno, cabras u ovejas.
Una vez que el agente causal accede al
organismo hospedador, causa una infección denominada coxielosis. Puede detectarse
en todo el mundo y afecta, en gran medida, a rumiantes a los que provoca, una
vez iniciada la infección, abortos y muerte perinatales. Aunque, tal y como se
ha mencionado en el párrafo anterior también afecta a otro tipo de animales.
Respecto al ser humano, se detecta sobre
todo en personas que estén directamente en contacto con animales, siendo
frecuente observarse entre ganaderos y empleados del sector (veterinarios,
trabajadores de mataderos, etc.). Por ello, se puede establecer que se trata de
una zoonosis
ocupacional.
C.
Burnetti tiene un alto potencial infectivo. Por ello, podría emplearse como
arma bioterrorista. Es por ello que se encuentra incluida en la lista de
agentes potenciales de bioterrorismo. En concreto, se localiza en la categoría
B, al considerarse una pieza de segunda prioridad.
¿Cuál
es el agente causal de la Fiebre Q?
Esta infección es causada por una
bacteria gram – denominada C. Burnetii.
Una de sus principales características es que se introduce en las células de su
huésped, concretamente en los fagolisosomas,
para completar su ciclo biológico. Se trata, por tanto, de un patógeno
intracelular obligado.
Este microbio es un coocbacilo Gram
negativo, sin capacidad de movimiento que se incluye dentro de la familia Coxiellaceae. Presenta una dimensiones
comprendidas entre 0,4 y 1 micra (mm) de largura y entre 0,2 y 0,4 mm de anchura.
C.
burnetii es una bacteria pleomórfica. Esto quiere decir que adquiere formas
distintas a lo largo de su ciclo vital. De hecho, la forma intracelular es
metabólicamente activa, siendo la variante intracelular metabólicamente
inactiva y más pequeña. La forma extracelular es la que posee mayor capacidad
de infección.
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Los conejos pueden actuar como reservorios de Coxiella Burnetii |
¿Cómo
se produce la infección por Coxiella
Burnetii?
La infección por parte de este agente
microbiano puede ocurrir de varias maneras:
- La propagación a partir de aerosoles que
llegan a las vías respiratorias del agente infectado procedentes de
hospedadores es la más habitual. La fuente de contaminación inicial puede ser,
por ejemplo, los restos generados durante el nacimiento de terneros u otros
animales domésticos.
- Vía materno – filiar (transmisión
vertical).
- Sexual.
- Toma de leche sin hervir viciada.
- Vía indirecta, por medio agentes como las
garrapatas o ácaros, pero también a través de hospedadores intermediaros, por
ejemplo roedores (ratas, ratones…).
La fiebre Q aguda suele presentar, en el
ser humano, un periodo de incubación de alrededor de 2 semanas, pudiendo variar
entre 10 y 15 días.
Fiebre
Q: Síntomas característicos.
Las personas infectadas suelen sufrir,
cuando la enfermedad se manifiesta de forma aguda, dolor muscular y de cabeza,
fiebre, afección de los pulmones (neumonitis) y del sistema hepático
(hepatitis).
Pero, en algunas ocasiones, la enfermedad
causada por Coxiella Burnetii puede
cronificarse, provocando una afección denominada endocarditis
y que se caracteriza por la inflamación de las membranas que recubren las
paredes internas de las cavidades propias del corazón.
Con respecto a la patología causada por
esta bacteria en animales, suele cursar con el nacimiento de crías débiles o
muertas, abortos y afecciones relacionadas con la reproducción como, por ejemplo,
la inflamación de la membrana que protege internamente el útero (metritis) o
infertilidad.
¿Cómo
se diagnostica la infección por Coxiella
burnetii?
Las técnicas de elección para la
detección de la fiebre Q son las serológicas, siendo empleadas en la detección
de esta enfermedad el ELISA o la inmunofluorescencia indirecta (IFI).
De esta manera, se conoce si el organismo
del paciente ha generado anticuerpos contra Coxiella burnetii.
Mediante estas técnicas se pretende
establecer la presencia de IgM e IgG. El primer tipo de anticuerpo se observa
entre la segunda semana y el cuarto mes tras el inicio de la fiebre Q. Los IgG,
por el contrario, alcanzan su nivel más alto 1 – 2 meses tras la infección.
Parece ser que en las afecciones crónicas
como la endocarditis no se detectan anticuerpos IgM.
Aun así, en el caso de provocar
afecciones graves pueden emplearse pruebas de imagen como la radiografía del
tórax para comprobar si lo los pulmones están bien, en el caso de neumonías, o
técnicas de ecocardiografía para establecer si las válvulas del corazón
funcionan adecuadamente.
¿Cuál
es el tratamiento indicado para la Fiebre Q?
Cuando esta patología cursa sin síntomas
o éstos son leves, el paciente suele recuperase por si solo, no siendo preciso
establecer medicación alguna.
En cualquier caso, corresponderá a un
facultativo médico establecer el tratamiento que el enfermo precise, de observar
que la Fiebre Q no remite o deriva en un cuadro grave o crónico.
Dicho esto, parece ser que antibióticos
pertenecientes al grupo de las tetraciclinas, por ejemplo la doxiciclina,
actúan eficazmente contra la Fiebre Q manifestada de manera aguda. Este tipo de
tratamientos se alargará entre 15 y 20 días, siempre bajo prescripción de un
profesional de la medicina.
En los casos en que la Fiebre Q se
cronifica, puede ser necesario establecer una pauta combinada de antibióticos,
por ejemplo hidroxicloroquina y doxiciclina, durante más tiempo, pudiéndose
prolongar el tratamiento durante meses. En cualquier caso, se realizarán
revisiones periódicas del progreso de la enfermedad por sanitarios
cualificados.
Por último, sólo queda comentar que ante
cualquier duda sobre la Fiebre Q, sobre su agente causal (C. burnetii), su diagnóstico, síntomas o tratamiento, es
imprescindible preguntar a los profesionales del sector (biólogos sanitarios,
médicos, enfermeros, etc.). Son los que mejor podrán
atender este tipo de dudas.
BIBLIOGRAFÍA
E INFORMACIÓN DE INTERÉS.
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