Entrada destacada

AGUAS DE CONSUMO HUMANO: Proceso de potabilización y distribución.

Un elemento indispensable para la vida, por su relevancia para cualquier actividad humana y por su implicación en la mayor parte de las reacciones vitales de los organismos vivos, es el agua. Y precisamente es el ser humano quien, al utilizar para su consumo este líquido elemento, más productos de desecho elimina en su seno. Es por ello vital conocer la calidad de este líquido ya que, al ser un elemento limitado, es necesario mantener sus parámetros característicos dentro de unos límites aceptables. ¿Qué es el agua de consumo humano? El Real Decreto 3/2023, de 10 de enero, por el que se establecen los criterios técnico-sanitarios de la calidad del agua del consumo, su control y suministro, definía agua de consumo como el “ Agua para uso humano, ya sea en su estado original o después de su tratamiento, utilizadas para beber, cocinar, preparar alimentos, higiene personal u otros fines domésticos, tanto en locales públicos como privados, independientemente de su origen y si se suministra

FIEBRE Q: principales características y agente infeccioso.

 

Esta patología es causada por una bacteria de nombre Coxiella burnetii y llega al ser humano desde el mundo animal, concretamente a partir de animales silvestres, del ganado vacuno, cabras u ovejas.

Una vez que el agente causal accede al organismo hospedador, causa una infección denominada coxielosis. Puede detectarse en todo el mundo y afecta, en gran medida, a rumiantes a los que provoca, una vez iniciada la infección, abortos y muerte perinatales. Aunque, tal y como se ha mencionado en el párrafo anterior también afecta a otro tipo de animales.

Respecto al ser humano, se detecta sobre todo en personas que estén directamente en contacto con animales, siendo frecuente observarse entre ganaderos y empleados del sector (veterinarios, trabajadores de mataderos, etc.). Por ello, se puede establecer que se trata de una zoonosis ocupacional.

C. Burnetti tiene un alto potencial infectivo. Por ello, podría emplearse como arma bioterrorista. Es por ello que se encuentra incluida en la lista de agentes potenciales de bioterrorismo. En concreto, se localiza en la categoría B, al considerarse una pieza de segunda prioridad.

¿Cuál es el agente causal de la Fiebre Q?

Esta infección es causada por una bacteria gram – denominada C. Burnetii. Una de sus principales características es que se introduce en las células de su huésped, concretamente en los fagolisosomas, para completar su ciclo biológico. Se trata, por tanto, de un patógeno intracelular obligado.

Este microbio es un coocbacilo Gram negativo, sin capacidad de movimiento que se incluye dentro de la familia Coxiellaceae. Presenta una dimensiones comprendidas entre 0,4 y 1 micra (mm) de largura y entre 0,2 y 0,4 mm de anchura.

C. burnetii es una bacteria pleomórfica. Esto quiere decir que adquiere formas distintas a lo largo de su ciclo vital. De hecho, la forma intracelular es metabólicamente activa, siendo la variante intracelular metabólicamente inactiva y más pequeña. La forma extracelular es la que posee mayor capacidad de infección.

Los conejos pueden actuar como reservorios de Coxiella Burnetii
Los conejos pueden actuar como reservorios de Coxiella Burnetii

¿Cómo se produce la infección por Coxiella Burnetii?

La infección por parte de este agente microbiano puede ocurrir de varias maneras:

  1. La propagación a partir de aerosoles que llegan a las vías respiratorias del agente infectado procedentes de hospedadores es la más habitual. La fuente de contaminación inicial puede ser, por ejemplo, los restos generados durante el nacimiento de terneros u otros animales domésticos.
  2. Vía materno – filiar (transmisión vertical).
  3. Sexual.
  4. Toma de leche sin hervir viciada.
  5. Vía indirecta, por medio agentes como las garrapatas o ácaros, pero también a través de hospedadores intermediaros, por ejemplo roedores (ratas, ratones…).

La fiebre Q aguda suele presentar, en el ser humano, un periodo de incubación de alrededor de 2 semanas, pudiendo variar entre 10 y 15 días.

Fiebre Q: Síntomas característicos.

Las personas infectadas suelen sufrir, cuando la enfermedad se manifiesta de forma aguda, dolor muscular y de cabeza, fiebre, afección de los pulmones (neumonitis) y del sistema hepático (hepatitis).

Pero, en algunas ocasiones, la enfermedad causada por Coxiella Burnetii puede cronificarse, provocando una afección denominada endocarditis y que se caracteriza por la inflamación de las membranas que recubren las paredes internas de las cavidades propias del corazón.

Con respecto a la patología causada por esta bacteria en animales, suele cursar con el nacimiento de crías débiles o muertas, abortos y afecciones relacionadas con la reproducción como, por ejemplo, la inflamación de la membrana que protege internamente el útero (metritis) o infertilidad.

¿Cómo se diagnostica la infección por Coxiella burnetii?

Las técnicas de elección para la detección de la fiebre Q son las serológicas, siendo empleadas en la detección de esta enfermedad el ELISA o la inmunofluorescencia indirecta (IFI).

De esta manera, se conoce si el organismo del paciente ha generado anticuerpos contra Coxiella burnetii.

Mediante estas técnicas se pretende establecer la presencia de IgM e IgG. El primer tipo de anticuerpo se observa entre la segunda semana y el cuarto mes tras el inicio de la fiebre Q. Los IgG, por el contrario, alcanzan su nivel más alto 1 – 2 meses tras la infección.

Parece ser que en las afecciones crónicas como la endocarditis no se detectan anticuerpos IgM.

Aun así, en el caso de provocar afecciones graves pueden emplearse pruebas de imagen como la radiografía del tórax para comprobar si lo los pulmones están bien, en el caso de neumonías, o técnicas de ecocardiografía para establecer si las válvulas del corazón funcionan adecuadamente.

¿Cuál es el tratamiento indicado para la Fiebre Q?

Cuando esta patología cursa sin síntomas o éstos son leves, el paciente suele recuperase por si solo, no siendo preciso establecer medicación alguna.

En cualquier caso, corresponderá a un facultativo médico establecer el tratamiento que el enfermo precise, de observar que la Fiebre Q no remite o deriva en un cuadro grave o crónico.

Dicho esto, parece ser que antibióticos pertenecientes al grupo de las tetraciclinas, por ejemplo la doxiciclina, actúan eficazmente contra la Fiebre Q manifestada de manera aguda. Este tipo de tratamientos se alargará entre 15 y 20 días, siempre bajo prescripción de un profesional de la medicina.

En los casos en que la Fiebre Q se cronifica, puede ser necesario establecer una pauta combinada de antibióticos, por ejemplo hidroxicloroquina y doxiciclina, durante más tiempo, pudiéndose prolongar el tratamiento durante meses. En cualquier caso, se realizarán revisiones periódicas del progreso de la enfermedad por sanitarios cualificados.


Por último, sólo queda comentar que ante cualquier duda sobre la Fiebre Q, sobre su agente causal (C. burnetii), su diagnóstico, síntomas o tratamiento, es imprescindible preguntar a los profesionales del sector (biólogos sanitarios, médicos, enfermeros, etc.). Son los que mejor podrán atender este tipo de dudas.

  

BIBLIOGRAFÍA E INFORMACIÓN DE INTERÉS.

 

Comentarios